La iniciativa busca generar espacios estimulantes y entretenidos para niños y adolescentes que visitan a diario las ollas comunes.
«Vemos en estas bibliotecas un lugar para alimentar el alma y la creatividad de los niños y jóvenes, que hoy no cuentan con los espacios de los colegios, que llevan más de 16 meses sin libertad y sin espacios de esparcimiento. En esta iniciativa hemos contado con el apoyo de la MAPFRE que se sumó feliz al proyecto, con el apoyo de varias editoriales y con un equipo de voluntarias que ayudaron a implementar en un corto plazo,» explicó Pamela Lagos, líder del proyecto por parte de Núcleo Humanitario.