Fueron surgiendo de a poco, a contar de marzo de 2020, coincidiendo con la llegada del coronavirus al país y la posterior crisis económica que gatilló la pandemia. Tres meses después, hace justo un año, ya se habían masificado: 881 ollas comunes llegaron a contabilizarse, sólo en comunas de la Región Metropolitana.

Se instalaron en medio de barrios, poblaciones y campamentos, con ayuda de los municipios, organizaciones sociales o con las despensas de los propios vecinos, quienes, ante la adversidad, resolvieron aunar fuerzas para ayudarse entre ellos.

El movimiento, que tiene de solidaridad y angustia, no se ha detenido. Aunque sí ha visto una reducción de los comensales, de la mano con la reactivación que ya anotan distintas actividades productivas del país.

Núcleo Humanitario actualmente tiene más de 50 ollas comunes activas en la región metropolitana, entregando más de 150 raciones diarias de comidas.